martes, 26 de mayo de 2009

florece el amor

Keila es LA amiga del pichu.
Se conocen desde los dos años. Este es el cuarto año de jardín que comparten.
Se corren, se pegan, se aplastan, se acusan. Lloran.
Durante todo este tiempo, y hasta ahora, Keila era una más.
Sin género, sin distinción. Era lo mismo Keila, Lucas, Agustín o cualquiera.
Hasta ahora.
Parece que con todo este lío de temperatura, al pichu le llegó la primavera y las mariposas y esas cosas que hacen que uno, de repente, vea de una de una manera distinta a la persona que siempre tuvo cerca.
El amor, chicos.

El sábado Keila y el pichu tuvieron un cumple.
Cuando la madre va a buscar al pichu, ofrece llevar a su casa a Keila y su mamá.
Keila es una lindísima rubia de bucles largos y ojos azules.
A los 5 años y medio, las nenas ya empiezan a saberse niñas (pequeñas señoritas) y a usar sus armas de seducción.
Siempre que sus madres las dejen, claro está, se pintan, se ponen anillos y pulseras y collares, botas, calsitas, polleritas...
No así los varones, que siguen siendo casi bebés (bebés de mamá), torpes y brutos.
Ya en el auto, Keila despliega todo su arte sensual y con sus rizos rubios roza al pichu quien le devuelve un: Keila, no me enredes con tus pelos!!!
En fin.
Ella se ríe con esa risa de nena linda y le dice secretitos al oído y todos esos etcéteras que a la madre del pichu la ponen tan nerviosa.

Una vez en el hogar, la madre y el pichu comentan con el padre el cumpleaños.
Que si le gustó el nuevo lugar, que si jugó mucho, que si se divirtió, que si comió, que si fue Agustín, que si fue el otro Agustín, que si fue Lucas.
padre: Y de las nenas? Quién fue?
pichu: Camilita, Lourdes, Vani...
madre: Sofi, Keilita...
pichu: (por lo bajo) KeiLINDA

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